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I Have Been All Things Unholy (XXVII)

Posted on November 3, 2013 at 10:50 AM


- ¿Qué están haciendo qué?

 

- Vamos con él, -repitió Mikey, sus dedos estaban doblados sobre el hombro de la chaqueta de Gerard. Él estaba sentado en el brazo del sillón, mirando con precaución a Frank. - Vamos con él a salvar vidas.

 

Frank esperó más tiempo de lo habitual por el chiste, incluso para los chistes de Mikey, el cual a veces no notarías a menos de que estés prestando atención, pero nunca llegó.

 

- Van a salvar vidas, con Gerard, -repitió lentamente, sólo para asegurarse de que sonaba igual de estúpido cuando él lo decía. Miró a Bob. - No me digas que el “vamos” te incluye a ti.

 

Bob se encogió de hombros, pero lucía un poco incómodo. - Si podemos detener lo que te pasó a ti en alguien más, entonces… sí.

 

Frank miró a Gerard. - ¿Ésta fue tu idea?

 

- Algo así, -Gerard se movió en su asiento, enredado sus manos y luego pasándolas por su cabello. - Quiero decir, se lo mencioné a Mikey, pero realmente no creí que dijera que sí.

 

Mikey rodó los ojos con tanta fuerza que casi desaparecieron. - Por supuesto diría que sí.

 

Gerard sonrió ligeramente, pero se detuvo cuando atrapó la mirada de Frank otra vez. - Estás molesto, -dijo en un tono confundido.

 

- ¡Obviamente el “vamos” te incluye a ti también! -Habló Ray de repente, sentándose derecho en su silla.

 

- ¡Oh! -Gerard se veía muy aliviado y asintió vigorosamente hacia Frank. - Claro, por supuesto que te incluye.

 

- ¿Lo hace? -Frank juntó sus manos bajo su barba y revoloteó sus pestañas hacia ellos. - ¡Oh, chicos! Son tan dulces al pensar en incluirme en su plan completamente demente de ir a buscar otros imbéciles locos a quienes les gusta hacer sangrar a la gente hasta morir. Estoy tan conmovido que me podría mear.

 

Ray movió las manos con urgencia, inclinándose hacia enfrente. - Frank, no entiendes, cuando tú estabas… ¿cuándo estabas sufriendo? Fue espantoso, completamente terrible, claro que lo fue.

 

- ¿Pero tienen hambre de más? -Demandó Frank.

 

- No, -Ray rodó los ojos en la manera que significaba que estaba intentando mantener la paciencia. - ¿Pero la parte en donde pateamos el trasero de ese tipo, y tú no moriste desangrado? Esa parte fue realmente asombrosa, Frank, tengo que decirlo, y ahora es cómo… yo corto cabello. Yo sólo corto cabello. ¿Cómo podemos regresar a eso cuando sabemos lo que es tener importancia?

 

- Importábamos antes, -le dijo Frank, y Ray agachó la cabeza.

 

- No como esto, -dijo quedamente. - Esto es algo que…creo que realmente puedo hacer esto, Frank, y entiendo por qué estás molesto…

 

- ¡Ninguno de ustedes entiende por qué estoy molesto! -Gritó Frank, golpeando la mesa con sus manos. - Ni uno sólo de ustedes entiende nada de lo que pasé. Sí, quizá fue genial para ustedes correr por ahí jugando con hechizos mágicos, pero ese tipo intentó matarme, y el muy jodido casi tiene éxito, ¿y ustedes quieren buscar más? ¿Cómo podrían querer eso? ¿Fue divertido para ustedes verme pasar por eso?

 

- Cierra la maldita boca, Frank, no seas imbécil, -dijo Mikey con tranquilidad. - Fue la peor cosa del mundo, tienes que saber eso.

 

Frank ni siquiera pudo mirarlo.

 

- Si podemos evitar que otras personas pasen por eso, -siguió Ray. - Entonces tenemos el deber de…

 

- ¿Cómo vas a pagar por eso? -Frank lo interrumpió, haciendo gestos hacia Gerard. - No sé qué tanto pague el Vaticano, pero dudo que sea suficiente para mantenerlos a ustedes cinco vivos.

 

Brian se aclaró la garganta. - Voy a vender el negocio.

 

Frank sintió que había sido golpeado en la cara por un superhéroe; estaba casi seguro que su cabeza estaba actualmente rodando en sus hombros. - ¿Qué vas a qué?

 

- Lo que oíste, -Brian lo miró. - No será una gran cantidad, pero será suficiente para mantenernos por un tiempo.

 

- ¿Qué pasó con “este lugar es mi vida”? -Preguntó Frank, aun cuando sabía que si Brian decidía algo era muy difícil que pudieras hacerlo cambiar de parecer. - ¿Qué pasó con el negocio siendo tu mundo entero?

 

Brian pasó una mano sobre su boca y miró a otro lado. - El mundo es más grande ahora.

 

Oh. Claro. Por supuesto. Frank miró a Gerard. - ¿Quieres algo más?

 

Gerard miró a Mikey, dudoso, luego miró nuevamente a Frank. - ¿Qué?

 

- ¿Crees que debería cortarme una vena? ¿Sangrar un poco más? Porque tengo que decirte, Padre, -Gerard realmente se estremeció con la palabra, y sólo animó más a Frank. - Perdí a mis amigos y mi trabajo por tu culpa en los últimos cinco minutos, y realmente no tengo mucho más que dar.

 

- Él salvó tu vida, Frank, -dijo Mikey, poniéndose de pie, pero Frank no estaba escuchando.

 

- Tú me hiciste esto, -le dijo a Gerard, un golpe de asqueroso placer llegó hasta su estómago cuando Gerard lo miró como si le hubiera roto el corazón. -Tú y tu preciosa maldita Iglesia. Ustedes le dicen a la gente que vaya todos los domingos a Misa y beban la sangre de Cristo, les dicen… les dicen que coman su carne, enfermos hijos de puta, y luego, ¿se sorprenden cuando algún loco fanático va demasiado lejos?

 

El rostro de Gerard estaba blanco. Brian habló. - Es suficiente, -pero Frank no había terminado.

 

- De cualquier forma, ¿qué es lo que van a hacer? ¿Van a caminar en habitaciones después de que toda la mierda se acabe, como esos raros en traje, y hacer que la gente firme sus derechos a no hablar sobre lo peor que les ha pasado? Brian, -Frank apuntó un dedo en su dirección-, Brian quiere que vea a un terapeuta, ¿sabían eso? Pero aunque quisiera, no podría, porque si le digo a alguien lo que pasó, un tipo con jodidos Ray-Ban va a venir y rebanar mi garganta cuando duermo.

 

- Puedo arreglar que veas a alguien dentro de la Iglesia,-empezó Gerard, y luego retrocedió rápidamente, moviendo su brazo para cubrir a Mikey cuando Frank pateó la silla que estaba cerca tan fuerte como pudo, enviándola al otro lado de la habitación.

 

- ¡A la mierda la Iglesia! -Dijo Frank furiosamente. - ¡Y a la mierda todos ustedes!

 

- Necesitas controlarte a ti mismo, Frank, -dijo Gerard dentro del silencio que siguió, cruzando sus brazos. - La mierda pasa. Lidias con ella. Así es como funciona la vida.

 

Frank rio y alzó sus brazos en el aire. - Oh, ¿no vas a decirme que muestre la otra mejilla?

 

- Algo malo te pasó, -Gerard habló por encima de él, en una fuerte y enojada voz que Frank nunca había escuchado antes. - Estás enojado, y lo entiendo. Quizá debiste haber golpeado a Luke en la cara cuando tuviste oportunidad. Pero me alegra que no lo hayas hecho, porque no habría remediado nada, y gritarnos tampoco lo va a hacer… si quieres pelear con algo, entonces ven con nosotros, y pelea.

 

- Tú ni siquiera me conoces, no puedes esperar que yo…

 

- Sí, espero que lo hagas. Porque Mikey también, y Ray, y Bob y Brian, y porque la idea de ti gastando tu vida siendo amargado y desamparado me enferma el maldito estómago, y si quieres saber la verdad, -Gerard sostuvo la mirada de Frank por un minuto, - Si realmente quieres saber la verdad, yo no creo que esto haya sido sólo “un lunático con un libro de hechizos”. Yo creo que esto tenía que suceder.

 

- ¿Qué?

 

- Luke no necesitaba a cualquiera, él nos lo dijo, él dijo que necesitaba un alma buena en un mal lugar. Y necesitaba el tipo de persona que se haría un tatuaje para sentirse mejor. Y qué, ¿es casualidad que estuvieras en su vecindario, fresco por la peor semana de tu vida? ¿Dos días antes de que yo llegara? Esa no es una coincidencia, bajo ningún estándar. -Explicó Gerard con urgencia, acercándose para tomar a Frank de los codos y mirar su rostro. - Y qué hay de tus tatuajes de aves, y tu nombre es Frank, bien, ¡no sé qué más evidencia necesitas!

 

- Evidencia de qué, ¿que Dios me estaba usando para darte un punto? -Frank se sacudió del contacto con Gerard y lo miró fríamente. - Porque eso no me hace sentir exactamente especial y apreciado por mi "creador," y además, no todo es sobre tu grandioso viaje espiritual, Gerard. Lo acabas de decir tú mismo: la mierda pasa.

 

Gerard cruzó los brazos y alzó las cejas. - Mulier, ecce filustuus.

 

- ¿Qué carajo significa eso? -Atacó Frank inmediatamente, ignorando el brillo de reconocimiento que pasó por su mente.

 

- Significa “Madre, he aquí a tu hijo”. Es otra de las Siete Palabras de Cristo. -Gerard lo miró con firmeza. - ¿No pudiste entender eso?

 

Frank negó con la cabeza y alzó las manos. - Sabes que no hablo Latín, hombre.

 

- ¿Entonces cómo lo dijiste cuando estaba rezando por ti en el lugar de Luke? -Dijo Gerard triunfalmente, con los ojos brillosos.

 

El estómago de Frank se contrajo; por un segundo se vio de nuevo, desamparado y adolorido sobre la mesa. - No pude haber…

 

- Pero lo hiciste, -insistió Gerard, todo sonrojado por la emoción. - Te oí, al igual que Mikey y Ray.

 

- Tampoco lo entendí entonces, -habló Ray. - Pero sí… lo hiciste, Frankie.

 

- Si hubiera sido sólo Luke, si hubiera sido sólo otra estúpida broma, ¿cómo sabrías decir eso? ¿Cómo podrías haberlo dicho? -Gerard estaba justo enfrente de su rostro ahora, buscando los ojos de Frank con los propios. - Tú viste algo, -dijo bajo y serio. - Sé que viste algo.

 

Frank cerró sus ojos, recordando. El murmullo de la multitud, la voz familiar. Finalmente admitió, - Escuché a mi madre llorando.

 

Cuando abrió los ojos, Gerard aún estaba ahí, mirándolo. Gentilmente dijo, - No creo que eso haya sido parte del conjuro.

 

Frank se alejó y caminó hacia un lado y otro, sosteniendo su cabeza para evitar que explotara con todos los pensamientos que se disparaban a cien millas por hora. - Esto es pura mierda. Todo es pura mierda.

 

- Tú no crees eso, -protestó Gerard.

 

- Ya no sé en lo que creo, -dijo Frank cortantemente. Se dejó caer en un asiento y cubrió su rostro con sus manos, apretando las palmas contra sus ojos hasta que vio destellos naranjas. Contó hasta tres, esperando vagamente que cuando alzara la mirada todos se hubieran ido, pero aún estaban ahí, viéndolo como si fuera el show secundario. Frank agitó la cabeza. - Hace un mes, ni siquiera creía en Dios, y ahora me dicen que está tratando de convencerme que me lance por él. Y por cierto, ¿cómo se sienten tus jefes al tener un montón de ateos paganos de su lado?

 

Gerard se movió incómodamente, - No les he dicho exactamente. - No se supone que dejemos que los extraños se envuelvan tanto.

 

- Repito, -dijo Frank. - Garganta. Cortar. Durmiendo.

 

- Es la Iglesia Católica, Frank, -suspiró Gerard. - No la mafia.

 

- Tienes la jodida razón, -dijo Frank acaloradamente. - La Mafia nunca me ha llevado a la puerta de un psicópata como una realmente extraña forma de decir que quieren mi ayuda. Creía que Dios nos libraba del mal, no que nos llevaba a su maldita puerta.

 

Gerard hizo un extraño movimiento en el aire con su mano, y rodó los ojos hacia sí mismo antes de decir con seriedad. - No tenemos que entender todo lo que Él nos dice. Sólo tenemos que escuchar.

 

Frank dejo que una pequeña e insegura risa se le escapara, raspando su garganta al salir. Pensó en la noche sobre su cama cuando Gerard le habló sobre las oraciones. - Él nunca responde en la manera que esperas, ¿cierto?

 

- Cierto, -respondió Gerard con tristeza. Frank sabía que también estaba recordando.

 

Frank pasó su mano sobre su rostro, por su cabello, por su nuca. Entrelazó sus dedos ahí y miró a Bob. - ¿Y el resto de ustedes sólo aceptaron?

 

- Yo no sé sobre la parte de Dios, -admitió Bob. - Pero creo que, tú sabes…

 

- Hay una oportunidad aquí, -ayudó Brian.

 

- Y sería realmente tonto no tomarla, -terminó Ray.

 

- Nos tomó a todos nosotros ayudarte, Frank, -presionó Gerard. - Nos tomará a todos ayudar a otras personas también.

 

Frank suspiró y se recargó en su silla. Había una grieta en el mueble y raspaba contra su espalda a través de su playera; pensó sobre su tatuaje arruinado, bajo ella. - No lo sé.

 

Oyó a alguien moverse a su alrededor; luego Gerard estaba sentado en la silla a su lado. - ¿Al menos pensarás en ello? ¿Por favor?

 

Frank miró hacia el techo. Pensó en el tejado sobre él, en el cielo sobre el tejado; pensó en los Cielos y en cómo pensando que ahora podría haber alguien ahí era más jodidamente aterrador que estando seguro que no había nadie.

 

Gerard tocó su brazo. A través de la habitación, los demás esperaron.

 

- Está bien, -dijo Frank finalmente. - Lo pensaré.



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