Posted on November 9, 2013 at 7:25 PM |
Mikey estaba en el balcón del club cuando Cortez apareció con dos bebidas en sus manos y una sonrisa en el rostro.
- Mikey, -le ofreció uno de los vasos. - Luces como un hombre que necesita otro trago.
El propio vaso de Mikey estaba casi lleno, pero no era estúpido. Sabía que cuando alguien te ofrece una bebida gratis, la tomas y dices, - Gracias, hombre, -y esperas a que te digan lo que quieren decir.
No tuvo que esperar mucho. Cortez permaneció a su lado por un momento, luego se acercó y preguntó, - Tu chico, Frankie. ¿Él está…?
Mikey miró a Cortez por el rabillo del ojo. - ¿Él está qué?
Cortez rio y movió la cabeza hacia la pista de baile, donde Frank estaba danzando con una de las chicas que vendían mercancía. Miró a Mikey otra vez y movió sus cejas de una manera que podía significar “soltero” o “interesado en los chicos” o “dispuesto a acostarse conmigo”. Mikey sabía que la respuesta de al menos dos de esas preguntas era la misma, por lo que sólo hizo esperar un poco más a Cortez, tomando cuidadosamente de su bebida antes de asentir con la cabeza.
- Genial, -dijo Cortez, sonriendo. Palmeó el hombro de Mikey y desapareció por las escaleras. Mikey lo vio reaparecer abajo unos segundos después, deslizándose tras Frank.
Mikey lo vio voltear a Frank con una mano en su codo, vio a Frank alzarse en puntitas para escuchar lo que le decía. La chica de la mercancía ya había desaparecido para bailar con alguien más, y después de un minuto, Frank siguió a Cortez fuera de la pista, fuera de su espacio visual.
- ¿Tú no bailas, Mikeyway?
Mikey se volteó y encontró a Pete sonriendo. - A veces. Aunque esta música no es exactamente lo mío.
Pete arrugo la nariz. - Hombre, tampoco lo mío. Pero vamos, no todo es malo. Mis técnicos te compran bebidas. Estamos en VIP.
- Era un promotor de clubs antes de conocer a Brian, -Mikey le dijo con arrepentimiento. - Las bebidas gratis y la sección VIP no son nuevas para mí.
Pete rio, moviendo la cabeza. - ¿Sabes lo que amo de ti, hombre?, eres tan difícil de impresionar. Estás por encima de todo.
Mikey pensó en eso. Él no era difícil de impresionar, no lo creía. Le impresionaban muchas cosas. Sólo que la mayoría de ellas no se encontraban en un club. - Supongo.
- ¿Dónde está tu hermano? -Preguntó Pete, saltando para sentarse en el barandal a su lado. - ¿No quiso celebrar con nosotros? O… oh, -Pete hizo un gesto de culpa. - ¿No lo tiene permitido?
- Creo que iba a venir, -dijo con sinceridad. - Pero tuvo que investigar algo.
Pete alzó las cejas. - ¿Investigar?
Mierda. Mikey tomó un gran trago de su bebida para darse tiempo de pensar en una respuesta. - Para, sus, ya sabes, él… traduce documentos viejos.
- Uh, huh… -dijo Pete escéptico.
- De latín, -añadió Mikey. - O griego. Griego antiguo, a inglés.
Pete pareció creer eso. No era exactamente una mentira, como sea. Gerard tenía que traducir cosas todo el tiempo cuando estaban trabajando porque aparentemente no había ningún avance en la rama de maldad mística desde la época Romana.
Mikey observó a Pete sobre el borde de su vaso. No había tenido oportunidad de ver a Pete después del show; Charlie lo había desaparecido de la vista el minuto en que llegó a bastidores, pero lucía absolutamente bien ahora. No había opacidad en su piel, ni círculos profundos bajo sus ojos. - Luces mejor, -le dijo Mikey.
Pete tomó un respiro profundo y lo dejó salir lentamente, mirando alrededor del club un momento. Eventualmente dijo, - Sabes, busqué en internet. Escribí todos mis síntomas y esperé a que apareciera “estás muriendo” en letras gigantes. Nada bueno causa episodios de agotamiento extremo, ¿sabes? Nada bueno.
Mikey le ofreció lo que esperaba que fuera una expresión de simpatía, y esperó.
- Al principio creí que era sólo yo, -añadió Pete. - Esto no es… me canso mucho. He estado… he estado muy cansado. En mi vida. Pero no de ésta manera.
Pete miró sus rodillas. Mikey se inclinó y dijo en su oído. - Lo que dijiste, sobre pensar que podría ayudarte, no era estúpido. Yo sentí… sentí que necesitabas mi ayuda.
Pete encontró la mirada de Mikey, sus ojos llenos de esperanza. - ¿Sabes lo que pasa conmigo? ¿Puedes hacer que se vaya?
- No sé lo que pasa contigo, -admitió Mikey, tomando los codos de Pete cuando intentó alejarse. - Aún. Pero lo encontraremos.
- Nosotros, -dijo Pete dudoso. - ¿Tú y yo?
Mikey asintió. - Tú, yo y los otros chicos. Hemos visto cosas como ésta antes. Gerard es algo así como un experto.
- ¿Un experto en qué? -Dijo una voz secamente tras de ellos, Mikey se volteó para ver a Patrick parado allí. No lucía complacido. - ¿Tú crees que un sacerdote puede ayudarlo? Él no necesita un sacerdote, necesita un doctor.
- Patrick, -dijo Pete, poniéndose de pie. - Tranquilo, no…
- ¿Cuántas veces, Pete? -Patrick alzó la voz. - Lo juro por Dios, a veces es como si estuvieras en una misión para ser engañado por cada chiflado que hay en el planeta. ¿Primero esos niños raros y ahora esto?
- ¿Danny y Mark? -Preguntó Mikey rápidamente, pero ambos lo ignoraron.
- He ido al doctor, -dijo Pete, molesto. - No ayudó. Aún sigo… estoy muy cansado, Patrick.
- ¡Estás cansado porque no duermes! -Atacó Patrick. - No duermes y no tomas tus malditos medicamentos, ¿y luego actúas sorprendido cuando tu cuerpo empieza a romperse? Y tú, -Patrick señaló a Mikey. - No sé quién eres o a qué estás jugando, pero no voy a dejar que te aproveches de Pete. No va a pasar.
- No estoy tratando de aprovecharme de él, -dijo Mikey, ceñudo. Entendía que Patrick fuera sobre-protector, pero ni siquiera había hecho nada. - Quiero ayudar.
Patrick bufó. - Oh, bien, quiero que lo dejes solo.
Pete empezó a decir algo más, pero Patrick tomó su mano y lo acercó a él.
- Lo que sea que pienses que te está pasando, -dijo quedamente, pero lo suficiente para que Mikey pudiera descifrarlo. - No es un castigo de Dios. No estás poseído. No eres una mala persona. ¿Me entiendes?
Pete giró su rostro sobre el hombro de Patrick, por lo que Mikey no pudo escuchar su respuesta. Patrick murmuró algo en respuesta y luego se llevó a Pete lejos, lanzándole una última mirada sobre su hombro.
- Bien, -dijo Mikey hacia nadie. - Eso fue realmente genial, Mikey. Bien jugado.
Encontró a Ray y Bob bebiendo solos entre un estupor en la barra. Evidentemente Brian se había abrazado a la frase “Si no puedes contra ellos, únete” porque lucía tan ebrio como ellos. - Creí que sólo íbamos a liberar un poco de tensión, -observó Mikey, deslizándose en el asiento junto a Ray.
- Oh, ya está liberada, -respondió Brian, y luego Mikey tuvo que observarlo por unos cinco minutos, sólo para congelar el momento en su mente.
No pudo acercarse a Pete por el resto de la noche, pero lo vio irse temprano con los otros chicos de la banda, antes que todos los demás en el tour. Mikey estaba bastante mareado para ese punto, y para cuando regresó a la habitación que compartía con Gerard y Frank, no estaba seguro de su propio nombre, ni hablar de los detalles de la conversación con Pete.
- Te contaré en la mañana, -gruñó dentro de la almohada cuando Gerard empezó a atacarlo con preguntas. - ¿Ya volvió Frank? No pudimos encontrarlo cuando nos fuimos.
- No, -respondió Gerard ansiosamente. Estaba usando pantalones de pijama y sostenía una playera enrollada en la mano; la luz se reflejaba desde la cruz que usaba alrededor del cuello. - ¿Crees que esté bien?
Mikey movió una mano. - Está bien. Probablemente se está quedando con Cortez.
Gerard estuvo quieto mientras se colocaba la playera, y Mikey pensó que quizá no debió haber dicho eso, pero no era como si pudiera revertirlo, y además tenía que dormirse en ese momento o iba a morir.
Estaba pasando alegremente a la inconsciencia cuando el teléfono de la habitación sonó. Mikey gruñó y cubrió su cabeza con la almohada, rogando porque se detuviera.
Gerard atendió la llamada. - ¿Hola? Sí… ¿qué? ¿Qué pasó? Qué fue… Patrick, calma, no te entiendo.
Mikey liberó su cabeza de la almohada y miró fijamente a Gerard, quien lucía incluso más pálido de lo usual.
- De acuerdo, -dijo.- Estaremos ahí. ¿En qué habitación están? Bien. Bien. No te preocupes. Voy a… sí, vamos en éste momento.
Colgó el teléfono y miró sombríamente a Mikey. - Es Pete.
Mikey nunca se había sentido menos dispuesto a lidiar con una emergencia mística que justo ahora, pero se arrastró a sí mismo fuera de la cama. - ¿Qué pasa, otro ataque de agotamiento?
- No. -Gerard se puso el suéter de Mikey sobre su pijama y tomó su libreta, Biblia y rosario de la mesa de noche.- Hay café de mierda en el baño. Te quiero sobrio, -dijo caminando hacia la puerta. - A los otros chicos también. Te veo en la habitación 709.
- ¿Qué está pasando? -Preguntó Mikey. - ¿Gerard? ¡Gerard!, -pero éste ya estaba fuera de la habitación.
Mikey se quedó parado por un minuto, sosteniendo su cabeza con las manos y tratando de hacer que dejara de girar. Algo malo estaba pasando, podía sentirlo, el movimiento en su estómago no era por el alcohol. Se movió tan rápido como pudo, sorbiendo café mientras salpicaba agua sobre su rostro. Corrió hacia el pasillo y golpeó fuertemente la puerta vecina hasta que Ray abrió la puerta y Mikey pudo decirle lo que había pasado, luego volvió y tomó su café.
- Habitación 709, -gritó tras la puerta hacia los chicos, y se dirigió al elevador.
Lo que sea que esperaba ver cuando un desesperado Joe le abrió la puerta, no se parecía a esto. Por un minuto Mikey pensó que estaba teniendo un flashback, que se había quedado dormido y estaba soñando, que era Frank quien estaba tirado en el suelo, temblando y cubierto en sangre.
Pero no era Frank, era Pete. Mikey se quedó inmóvil, viendo…no podía estar pasando otra vez, no podía, no era posible, pero saltó cuando Gerard le dijo, - Mikey, trae tu trasero aquí, vamos.
No había nada como la memoria de tu mejor amigo casi muriendo para darte sobriedad, y Mikey se sintió sorprendentemente lúcido cuando se arrodilló en el suelo. Los ojos de Pete estaban abiertos pero desenfocados, su cabeza acunada sobre las rodillas de Patrick, y había rojo por todas partes, resbalando por la piel de Pete, esparcida sobre las manos de Patrick, empapando la alfombra bajo ellos. Las manos de Mikey se deslizaron por la sangre en búsqueda de heridas; sus ojos se movieron inmediatamente a sus muñecas, pies, pero no pudo encontrar nada. - No puedo encontrar siquiera una abertura en la piel, -le dijo a Gerard, quien asintió, sus propias manos en cada lado de la cabeza de Pete.
- ¿Había pasado esto antes? -Le preguntó a Patrick, quien miraba fijamente el rostro de Pete, completamente afligido. - Patrick, -repitió, y éste lo miró sorprendido. - ¿Ha pasado esto antes?
Patrick parecía no saber qué decir; sus ojos miraron culpablemente a Joe y Andy antes de finalmente admitir. - Sí.
- ¿Qué? -Andy estaba caminando de un lado del cuarto a otro, sus manos empuñadas en su cabello. Se detuvo y miró a Patrick. - ¿Por qué no nos dijiste?
- Me hizo prometer que no lo haría, pueden gritarme después, -dijo Patrick, sonando muy agraviado. Se dirigió a Gerard. - Siento haber sido grosero contigo, ¿está bien? No sabía a quién más llamar. Tienes que ayudarlo. ¿Va a morir?
- No, -respondió Gerard firmemente, cuando levantó la vista se escuchó un golpe en la puerta. Eran Bob, Brian y Ray. - Ray, te necesito.
- Está bien, -Mikey le dijo a Pete, aun cuando no estaba seguro de que pudiera oírlo. Sostuvo la mano pegajosa de Pete en la suya. - Ellos pueden arreglarlo.
- Patrick, -gimió Pete de repente, retorciéndose. - Duele.
- Lo sé, -dijo Patrick gentilmente, peinando el cabello sobre la frente de Pete. - Estoy aquí, ¿de acuerdo?
Brian estaba paralizado en la puerta, luciendo completamente afligido. - Jesús, no otra vez.
- No, -habló Gerard. - No tiene ninguna herida, es algo más.
- ¿De dónde viene todo? -Dijo Joe. - Si no hay ninguna herida.
- Es sudor, -dijo Andy quedamente. - Está sudando sangre.
- ¿Qué? -Patrick lo miró sorprendido. - ¿Cómo lo sabes? Se puede… ¿puede la gente hacer eso?
Andy asintió. - Le pasó a alguien que conocí, -dijo incómodamente. - Tenía leucemia. Pero no era tan malo como esto.
Joe se sentó pesadamente en la cama. - Jesucristo.
Bob se aclaró la garganta. - ¿Deberíamos traer a Frank? Está con Cortez, ¿cierto?
- No, -dijo Joe, cortante. Patrick lo miró con sorpresa. Joe movió una mano. - Cortez lo seguiría. Sólo, no creo que nadie fuera de la banda necesite saberlo.
- Tiene razón, -dijo Gerard. - Además, creo que podemos con ello. Ray, ¿trajiste tu kit?
- Por supuesto, -Ray se arrodilló a lado de Gerard, bamboleándose un poco. - ¿En qué estás pensando, una barrera?
Gerard asintió. - Brian, ¿puedes volver a la habitación y traerme el “Compendium Tutela Preces”? -Brian asintió y salió corriendo. Gerard miró al resto. - Bien, chicos, esto va a sonar un poco loco, pero escúchenme. Creo que Pete está siendo drenado de su fuerza vital por un nigromante.
- Oh, -habló Andy. - ¿Sólo un poco loco?
- Te entiendo, -dijo Bob, haciendo un evidente esfuerzo de ser amable. - Créeme, lo hago. Pero esto no es lo más extraño que hemos visto.
- Aun no estamos seguros de cómo lo están haciendo, -Gerard gesticuló a Brian cuando llegó a la habitación, tomando el libro. - Pero vamos a tratar de poner protección sobre él hasta que podamos resolverlo.
Ray debió haber estado esperando que algo como esto pasara, porque ya tenía una mezcla preparada en un frasco. La vertió en un plato de metal mientras Gerard hojeaba rápidamente el libro. - Listo cuando lo estés, jefe.
- ¿Qué es lo que van a hacer? -Dijo Patrick escandalizado. - ¿Poner un maldito hechizo en él? ¿En qué va a ayudar?
- Descubrámoslo, -dijo Gerard. Sostuvo el rosario en el aire e hizo la señal de la cruz sobre el cuerpo de Pete. -Sancta Michael Archangele, -empezó.- Defende nos in proelio; contra nequitiam et insidias diaboli esto presidium. [1]
Pete gimió otra vez, su cuerpo tensándose completamente.
- Oh, Dios, -dijo Patrick. - Pete, Pete.
- Esto es una locura, -dijo Andy. - Ustedes saben que esto es una locura, ¿cierto?
Gerard lo ignoró y siguió hablando; Ray encendió la mezcla con una mecha y dejó el plato junto al hombro de Pete. El humo se esparció, enroscándose, luego Gerard movió la mano a través de él, la mano con la que sostenía el rosario, haciendo que el humo se moviera, tejiéndose a sí mismo, formando una fina capa que se estiró desde la frente de Pete hasta sus pies.
- Qué carajo, -dijo Joe. - ¿Eso va a dolerle?
- Tienes que calmarte, -le dijo Mikey, aunque si alguien le hubiera dicho que se calmara cuando era Frank quien estaba en peligro, él probablemente hubiera golpeado a alguien en la cara.
Era extraño ver a Pete así; era igual que Frank en lo sangriento, pero no era tan violento, y Pete no era tan cercano a Mikey como lo era Frank. Además, esta vez Mikey había tenido un año completo de ver a Gerard y Ray patear traseros. Esos chicos no tenían eso a su favor, por lo que mientras Gerard seguía con las oraciones, Mikey les dijo - Todo va a estar bien.
Patrick negó con la cabeza. Él no estaba usando su sombrero, y Mikey estaba sorprendido con lo joven que realmente era. - ¿Cómo lo sabes?
- Porque siempre es así, -respondió Mikey, lo que podría ser algo tonto, quizá, pero era verdad. - Sólo tienes que dejarlos hacer su trabajo.
- Divina vistute in infernum detrude, [2] -murmuró Gerard, haciendola señal de la cruz otra vez. - Amén.
- Amén, -replicó Mikey, y luego Ray esparció algo de otro frasco, y el humo brilló por un segundo antes de empezara a dispersarse.
Gerard dejó su rosario y se inclinó sobre Pete, quitando el humo de su rostro. - ¿Pete? ¿Puedes oírme? ¿Me puedes decir si aún duele?
Pete se mantuvo en silencio por un segundo, se sintió como si todos en la habitación estuvieran conteniendo el aliento. Finalmente habló con voz ronca. - ¿Patrick? ¿Por qué huele como agua de bong? [3]
Patrick rio histéricamente, enroscándose para poner su frente sobre la de Pete. - Empezaste a hacer esa cosa de sangrar otra vez, completo imbécil. Tuve que llamar a esos locos para que vinieran a ayudar.
- Oh, -Pete alzó su brazo para palmear torpemente la cabeza de Patrick. - Lo siento.
Joe se aclaró la garganta. - Ustedes chicos no están realmente en el negocio del arreglo personal, ¿cierto?
Mikey gimió. - No exactamente, no…
Mientras Patrick ayudó a Pete a pararse y llevarlo al baño, Gerard sacó su libreta y se movió para sentarse en una de las camas. - Chicos, necesito hacerles algunas preguntas, -le dijo a Andy y Joe, luego miró a Mikey. - Ustedes pueden irse a la cama.
- No, deberíamos quedarnos, -protestó Brian, pero Gerard negó.
- Creo que es mejor si duermen algo, -dijo en un tono de voz que claramente significaba “realmente creo que es mejor que se vayan, están completamente ebrios, idiotas”. - Yo puedo con esto. Hablaremos mañana.
Mikey no estaba argumentando en lo absoluto. Quería ver a Pete otra vez, después de haberse lavado la sangre, sólo para asegurarse a sí mismo de que estaba bien, pero incluso más que eso, quería dormir. Cuando regresó a la habitación, Frank aún no estaba ahí. Mikey fue al baño y lavó sus manos, mirando el agua carmín correr en círculos alrededor del feo lavabo beige antes de irse completamente. Secó sus manos y regresó al dormitorio, donde se quitó los tenis y se tiró sobre la cama. Se quedó dormido completamente vestido y soñó absolutamente nada.
En la mañana, se sentía como si fuera a morir, de nuevo. Aparentemente una batalla de media noche contra el mal no acumula suficientes puntos para librarte de una resaca. Dejó que Gerard lo arrastrara fuera de la cama y fueron a la habitación de al lado, donde Brian, Ray y Bob estaban todos acostados, esperando morir también.
- Más te vale no empezar con ninguna mierda de “más santo que ustedes” -le advirtió a Gerard mientras se tiraba con cuidado en la cama de Ray. Ray gruñó y puso un brazo alrededor de su cintura para evitar que se moviera. - Nadie ha visto realmente una resaca hasta que se encuentran con una de las tuyas.
Gerard hizo cara inocente. - ¡No lo iba a hacer!
- Creí que no tomabas, -dijo Bob con curiosidad.
- Lo hago a veces, -Gerard encogió los hombros. - No como… quiero decir, solía hacerlo. Demasiado. Pero no exactamente apoyan las fiestas en el seminario.
- ¿A cuál fuiste?
- Seton Hall.
- Oh, se dónde está, -Ray asintió. - ¿Te gustaba?
- A mí no, -gruñó Mikey, encogiéndose un poco hacia Ray. - Estaba mucho más cerca de nuestra casa que el SVA [4] pero aun así tenía que vivir en los dormitorios. Era muy tonto.
- Era política, -Gerard rodó los ojos. - Es para ayudar a prepararte para la vida clerical. Y tú eras el que me molestaba por nunca salir de casa, de acuerdo. Al menos eso me sacó del sótano.
Mikey elevó su adolorida cabeza lo suficiente para amoldar la almohada, dejándola caer con un suspiro. No le gustaba pensar sobre Gerard en el sótano. - Como sea. Hey, no tuve oportunidad de preguntar qué pasó en el hospital.
- Los doctores no me dijeron nada, -dijo Gerard. - Pero alcancé a oír a algunas enfermeras hablando, y parece que los chicos sólo estaban deshidratados y con fiebre. Es decir, eso es normal, ¿cierto? Además estuvieron en la fila por un largo tiempo y tenían la presión baja, eso puede causar mareos y fatiga. No había nada para atarlos a Pete. Creo que es sólo coincidencia.
Hubo unos golpes en la puerta. Todos miraron a Gerard, rogando con los ojos, por lo que sólo suspiró y se levantó para abrir. - Oh, -dijo. - Hey…
- Hey, -Frank pasó frente a él hacia dentro de la habitación y empezó a reírse tan pronto sus ojos se posaron en Mikey. - Hombre, huelen como si hubieran perdido una batalla con una cervecería.
- Vete a la mierda, -gruñó Bob. - Y deja de gritar.
- ¡No estoy gritando! -Protestó Frank. Pateó la cama de Bob en su camino y se rio cuando Bob gruñó de nuevo.
- Estás de buen humor, -observó Ray con cautela.
Frank sonrió y se sentó en el borde de la cama. Rebotó en su lugar, haciendo que Mikey y Ray se quejaran e intentaran torpemente golpearle. - Sí, fue una buena noche. Además, ahora yo no tengo resaca y todos ustedes sí, y eso siempre me hace feliz.
- Te vas a ir al infierno, -gruñó Bob desde la otra cama. - No estarías tan feliz si supieras con lo que tuvimos que lidiar anoche.
- ¿Qué pasó? -Dijo Frank. - ¿Están todos bien?
Mikey picó su pierna. - No, imbécil, Pete casi sangra hasta morir.
Frank abrió la boca completamente. - ¿Qué? Oh, mierda, no son estigmas, ¿cierto? ¿Se ha hecho algún tatuaje últimamente?
- ¿En dónde estabas? -Dijo Gerard de repente. Aún estaba parado junto a la puerta. - ¿Apenas regresas ahora?
Frank alzó las cejas. - Me quedé en otra habitación, ¿es eso un problema?
- Oh, no lo sé, -Gerard cruzó los brazos. - ¿Hiciste algo que pueda comprometer nuestra investigación?
- ¿Qué? -Frank se puso de pie, mirando fijamente a Gerard. - ¿Estás bromeando?
“No, no…” pensó Mikey, pero Gerard dijo, - ¿Te parece que estoy bromeando?
- Estás bastante fuera de lugar, -dijo Frank en tono de advertencia.
- Y tú no nos sirves si estuviste despierto toda la noche, -atacó Gerard. - Deberías dormir.
Frank movió una mano hacia los chicos. - Pero estamos en junta. Quiero saber lo que pasó con Pete.
- ¡Entonces debiste haber estado ahí! -Dijo Gerard, enojado. - Sólo vete, Frank, no te necesitamos anoche y no te necesitamos ahora.
La habitación se quedó en completo silencio. Mikey deseó no haber estado acostado, haberse podido meter entre Frank y Gerard. El rostro de Gerard estaba completamente serio, el de Frank completamente incrédulo.
Finalmente Frank se acercó a Gerard, justo frente a su rostro y susurró, - Yo no hice ningún voto, -antes de dejar la habitación azotando la puerta.
Nadie se movió por un segundo, luego Bob se levantó con trabajo de la cama y lo siguió, lanzándole una mirada a Gerard que lo hizo bajar el rostro, como si estuviera avergonzado. - Voy a actualizarlo con lo de anoche.
Ray y Brian los siguieron unos segundos después. - Estaremos en la puerta de al lado, -dijo Ray quedamente, tocando la rodilla de Mikey en el camino y cerrando la puerta tras él.
Gerard se quedó parado por un minuto, luego fue a sentarse en la cama. Acercó sus rodillas hasta su pecho y suspiró.
Mikey lo observó desde la otra cama. Era como cuando eran niños, viviendo en casa. - ¿Qué pasa Gee? -Dijo pesadamente, aun conociendo la respuesta. - ¿Celoso?
- Sí, -dijo Gerard casi sin voz. Alzó la mirada y encontró los ojos de Mikey, mirando a otro lado inmediatamente, hacia la ventana. - Lo sé. Lo sé.
Mikey lo miró fijamente. - Gee.
- Lo sé, -repitió Gerard, abrazando sus rodillas con los brazos. Se meció hacia atrás y adelante un poco, agitado. - Intento no estarlo. No tengo derecho.
- Realmente no.
Gerard se quedó en silencio.
Mikey habló. - ¿Has rezado sobre eso?
Gerard rio, desesperanzado. - Todos los días. No entiendo porque Él pondría a Frank frente a mí. Por qué Él lo pondría justo frente a mí cuando no puedo… -dejó sin terminar, mordiendo ansiosamente su labio inferior. - Él me hizo. Él me conoce. Debió haber sabido cómo me sentiría.
Era bizarro para Mikey escuchar a Gerard hablar sobre Dios como si fuera real. No era que Mikey no creyera, exactamente. Sólo no estaba completamente seguro, y estaba bien así… era sólo la manera en la que Gerard estaba completamente seguro, su determinante convicción de que Dios existía, de que se preocupaba, y de que la relación personal de Gerard con él importaba. Dios era tan tangible para Gerard como cualquier persona de carne y hueso, y a Mikey le parecía extraño que Gerard fuera tan cercano a alguien que Mikey nunca podría conocer.
Especialmente cuando Gerard se enojaba consigo mismo por no entender las maneras misteriosas de Dios o lo que sea. Eso hacía que Mikey quisiera llamar a Dios y decirle que por un carajo se explicara a sí mismo porque estaba volviendo loco a su hermano y esa mierda no estaba bien.
- Si es una prueba, -dijo Gerard. - Entonces estoy fallando seriamente. No puedo dejar… -volvió a dejar la oración sin terminar, murmurando para sí mismo y negando con la cabeza. - No sabía que seguía siendo tan débil.
- No creo que Frank esté honrado de escucharte categorizar sentirse atraído a él como debilidad.
Gerard hizo un sonido, como una risa o suspiro. - ¿Él sabe?
- No, -dijo Mikey. - Pero si sigues actuando como novia celosa, eso podría cambiar.
Gerard sacó su rosario y lo enrolló entre sus dedos. - No fue mi intención. Se me fue de las manos.
- Sí, bueno, ahora todos piensan que eres un imbécil.
- Quizá sólo deba decirle, -dijo Gerard repentinamente. - Quizá sólo deba decirle cómo me siento.
- No, -dijo Mikey inmediatamente, forzándose a sentarse y deslizar sus piernas hacia un lado de la cama. - Gerard, no. Absolutamente no. No.
Gerard hizo un sonido de frustración. - ¿Por qué no? Las cosas entre nosotros no pueden ser peor, quiero decir, quizá si supiera, entonces podríamos, ya sabes, pensar en algo.
Mikey cubrió sus ojos. - Por favor no digas lo que creo que vas a decir. Ni siquiera tú eres tan estúpido.
- ¡No tienes que acostarte con alguien para estar cerca! -Insistió Gerard porque, aparentemente, era así de estúpido. Mikey gruñó y resistió la urgencia de meter los dedos en sus oídos. - Montones de personas tienen relaciones sin sexo, es decir… mira a…
- Si se te ocurre decir Buffy y Ángel, -dijo Mikey en la voz más seria que pudo encontrar-, entonces lo juro por Dios, te voy a estrangular yo mismo.
- ¡Pero es verdad!
- Claro, -dijo Mikey. - Justo hasta cuando duermen juntos y entonces él pierde su alma y empieza a comerse a los amigos de ella.
- No soy un vampiro, -dijo Gerard, indignado. - Y eso es sólo temporalmente.
Mikey quitó las manos de su rostro y se sentó completamente, mirando directamente los ojos de Gerard. - Tienes razón. Lo resuelven. Después de que ella lo envía al infierno. Gerard, ¡eres un maldito sacerdote! ¿Qué carajo pensabas que iba a pasar?
El rostro de Gerard era un retrato de miseria, los ojos abiertos y las comisuras de la boca hacia abajo. - Estás enojado conmigo, -dijo con una voz manchada de incredulidad.
- Es sólo… todo esto es tan… ugh, -Mikey puso sus dedos bajo los lentes y talló el puente de su nariz. - Escucha. Te amo. Pero él es mi mejor amigo. Él no es un adolescente virgen, es un hombre.
Gerard se quedó quieto por un largo tiempo, las cuentas del rosario tintineaban cuando las movía alrededor de su muñeca. - ¿Qué si se enamoran? ¿Qué si Frank se enamora de ese tipo?
Mikey respiró algunas veces e intentó ser gentil al hablar. - Bueno, eso estaría bien. Eso sería lo mejor, para Frank.
- No quiero lo que es mejor para Frank, -confesó Gerard en una pequeña y angustiada voz, y luego inmediatamente cubrió su boca con sus manos, como si no pudiera creer que admitiera eso en voz alta.
Mikey realmente no podía creer que lo hubiera admitido. Si Gerard hubiera sido alguien más, estaría haciendo el gesto de “necesito estar lejos de ti por un tiempo” en ese momento, pero como no era así, se quedó en su lugar, aunque dejó que su rostro hiciera lo que quisiera, y lo que sea que haya visto Gerard ahí, realmente no le gustó.
- No me mires así, -le rogó. - Lo intento, Mikey. Estoy hablando contigo, ¿no es así?
Mikey movió la cabeza y se volvió a acostar, mirando el techo. - ¿Y si no es una prueba? ¿Y si Frank y tú son… y si Dios tenía otra intención haciendo que se conocieran?
- Entonces tengo que asumir que Él no me quiere como sacerdote, -dijo Gerard pesadamente. Sonaba cansado. Aún había sangre en su rostro de la noche anterior. - Y eso significa que no tengo una jodida idea de lo que estamos haciendo aquí, porque la última vez que revisé, todo el asunto del sacerdocio era un tanto importante para nuestra pequeña operación.
Mikey no sabía qué decir. Era verdad, pero por otro lado, le parecía difícil creer que Dios, al menos el Dios en el que Gerard creía, quisiera que alguien estuviera tan solo y lastimado, sólo no podía llegar a una conclusión.
- Lo único que sé es que no le puedes decir a Frank, -dijo Mikey eventualmente. - Él es… tú no lo conoces como yo, Gee. Si él cree que hay una oportunidad, no la va a dejar ir.
Gerard suspiró. - Supongo que tienes razón.
- La tengo, -dijo Mikey firmemente. Sonaba mucho más seguro de cómo se sentía.
* * * * *
[1] San Miguel arcángel, defiéndenos en batalla, sé nuestro amparo contra las maldades y asechanzas del Diablo.
[2] …buscando la ruina de las almas. (Oración a San Miguel Arcángel.)
[3] NT.- “Bongwater” en inglés, se refiere al agua que se pone en el fondo de un bong, artefacto para fumar marihuana, principalmente.
[4] “School of Visual Arts,” Escuela de Artes Visuales en New York.
Categories: Staring Through The Demons, Fanfics, Traducción
The words you entered did not match the given text. Please try again.
Oops!
Oops, you forgot something.