Posted on December 2, 2013 at 12:15 AM |
Frank nunca antes había estado en un avión, y realmente los odiaba. Sus piernas estaban acalambradas por estar dobladas durante tanto tiempo, el aire sabía a viejo y reciclado, y la almohada en la que se suponía que iba a dormir era más pequeña que cualquier cabeza humana, estaba seguro.
Aun peor era el hecho de que nadie más parecía tener problemas para dormir en lo absoluto; no lo tenía Ray con sus monstruosamente largas piernas, o Bob y su gigante cabeza. Incluso Mikey estaba desplomado en el asiento a su lado, con los ojos cerrados y la boca abierta. La única persona además de Frank que seguía despierta era el molesto tipo unas filas adelante que tosía cada siete segundos. Bueno, y el piloto, al menos eso esperaba.
Frank suspiró y reajustó la estúpidamente pequeña almohada por enésima vez. Todo estaba tranquilo en el avión, con todos durmiendo. Frank estaba completamente sólo con sus pensamientos, el cual era el último lugar en el que quería estar. Cada vez que descuidaba su guardia interna e intentaba relajarse o respirar o decirse a sí mismo que fuera paciente, su mente inmediatamente invocaba la memoria de Gerard en los brazos de Mikey, o el rostro de Brian cuando los de traje se llevaron el cuerpo, o la forma en la que había discutido con Gerard la noche anterior…
Frank tragó rápidamente y movió la cabeza, alejando las memoria. Frotó su cara con sus manos, lo que no ayudaba porque cada vez que cerraba los ojos veía el rostro de Gerard. Dejó su cabeza caer contra el respaldo del asiento y miró el techo, resignándose a permanecer despierto.
- Dormí con Toro.
Frank se sorprendió, volteando a ver a Mikey, quien había abierto un ojo y se había acercado ligeramente a él, mirándolo bajo el párpado
- ¿Qué? -Dijo Frank.
- Toro, -repitió Mikey, abriendo el otro ojo y girando su cabeza hacia Frank.- Dormí con él.
Frank lo miró. - ¿Cuándo?
Mikey frunció el ceño ligeramente. - Como…¿ayer? Quizá el día anterior. No lo recuerdo.
Frank podía entenderlo. Realmente sentía que era el mismo día desde que Gerard murió.
- Nos besamos antes, -Mikey continuó. - Cuando tú y Gee estaban peleando.
Frank se quejó. No podía pensar en eso en lo absoluto. No podía pensar en eso o se iba a lanzar a sí mismo del avión. Miró hacia donde Ray estaba durmiendo en el asiento del pasillo. Realmente no sabía qué decir… ninguna de sus respuestas usuales a alguna de las historias de Mikey parecía apropiada. Dudó antes de preguntar, - ¿Fue sólo porque estás triste?
- No lo sé, -Mikey alzó un hombro. - Honestamente no puedo decirlo.
- Mierda. -Frank se recargó en su asiento. Se obligó a pensar en la forma de ser de Ray, en cómo había ido a trabajar temprano al negocio para que Mikey pudiera ser peinado, lo preocupado que había estado cuando Mikey conoció a Pete, la forma en que lucía su rostro cuando Mikey lo hacía reir. - Mierda, -dijo otra vez, dándose cuenta de todo. - Le interesas a Toro. Por supuesto. ¿Cómo es que no lo noté?
Mikey levantó el otro hombro. - De la misma forma que los chicos ignoraban lo de Gee y tú, supongo.
Frank no supo qué decir ante eso. Miró hacia su regazo y repasó con su pulgar el rosario de Gerard, envuelto alrededor de su muñeca.
- Se supone que seamos capaces de confiar en el otro con nuestras vidas, -dijo Mikey. Frank levantó la vista, pero Mikey estaba mirando hacia enfrente, quijada tensa. - Y luego no nos decimos una mierda.
- Pero tú sabías, -dijo Frank. - No pensé… Mikey, tú sabías.
Mikey movió la cabeza. - Ese no es el punto.
Frank sabía que tenía razón, pero no sabía cómo explicarlo. Las cosas que guardaba para sí mismo… las conversaciones secretas, las noches que se forzó a permanecer despierto sólo para que pudieran hablar cuando nadie más estaba escuchando… no las había escondido porque pensara que Mikey se enojaría. Fue porque eran las únicas cosas de Gerard que tenía completamente para sí mismo, las únicas veces que obtenía algo de Gerard que nadie más podía tener.
Dijo con honestidad. - Creí que Gerard te diría.
- Sí, pues… -Mikey empujó sus dedos bajo sus lentes y talló sus ojos. - No lo hizo.
Frank estaba internamente agradecido. Miró hacia la ventana para que Mikey no viera su rostro. Movió el rosario alrededor de su muñeca.
Eventualmente Mikey habló. - No creo que sea así. Sólo porque estoy triste.
Frank lo miró. Presionó sus pies contra los de Mikey. Cuando Mikey devolvió el gesto, Frank le dijo, - Entonces deberías decirle.
- No lo sé, -Mikey se removió en su asiento, moviendo los hombros. - Ni puedo siquiera… no me siento como una persona, -admitió, lanzándole a Frank una mirada cautelosa. - ¿Entiendes lo que quiero decir?
- Lo entiendo perfectamente, -dijo Frank, deseando que no fuera así.
- Exacto. -Mikey cerró los ojos un momento, luego se removió en su asiento y recargó su cabeza en el hombro de Frank. Frank se acercó a él, descansando su mejilla sobre la cabeza de Mikey.
El avión sequía tranquilo. Frank sintió que su murmullo fue realmente ruidoso cuando le preguntó a Mikey la pregunta de la que temía escuchar la respuesta, pero que no pudo guardársela. - Mikey, ¿crees que esté vivo?
Mikey se quedó quieto por un largo rato antes de responder. - No lo sé.
No era la respuesta que Frank quería, pero era lo mejor que podría obtener. Cerró sus ojos, e intentó dormir.
Capítulo 2 >>
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